Que no hayan traducido, hasta ahora, a Deborah Eisenberg ni sus cuentos
es uno de esos fenómenos inexplicables con la fiebre de publicación de
trillones de títulos redundantes y olvidables. Las historias de Deborah
Eisenberg, [notar que es una The Very Best Of Vol.1 de Chai](que hace
gala del tiempo que se toma para escribirlas, tal vez una al año, desde
que empezó a escribir, cuando dejó de fumar cuando descubrió que su
no-marido tenía asma) no tienen clímax, van de un lado para otro
empezando desde la mitad de algo, te falta esa sensación redondeada que
buscan los cuentos clásicos o de taller literario y tienen una extraña
capacidad para hacer tangible lo intangible, para visibilizar como si
fuera el humo que hace visible un rayo láser. Todo lo que contienen aún
así es paradójicamente invisible, detrás del ruido de lo que dicen sus
personajes hay una complejidad que te muestra a través de esas pistas de
lo intangible. Las he disfrutado un montón, con titulazos: 'Transacciones en una moneda extranjera', 'Bajo la 82da división aerotransportada', 'La chica que dejó un calcetín tirado en el suelo', 'Otro Otto, un Otto mejor'. Por suerte aún queda otro volumen, 'La venganza de los dinosaurios'.
Caitlin
tal vez dispuso de demasiado tiempo para ver el truco: esa especie de
ilusión óptica que, en total, había tardado veinte años en completarse.
'Relatos', Deborah Eisenberg. Trad. Federico Falco. 236 páginas. Chai Editora, 2022.
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