Abrimos la puerta y
todo revuelto como en CSI:
apenas tocaron los juegos de mesa.
Había ceniza en el marco
del baño, fumando o leyendo poesía
mientras desvalijaban.
Se quedaron las Camper
y no hicieron ni caso a la estantería de Javier Marías.
Se debieron de hartar
de tanto trasto,
pero estuvieron aquí,
en nuestra cabeza,
revolviendo la ropa sucia y abriendo la nevera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario