Los 4 relatos se leen fácil. Y con esto me refiero a una escritura
sencilla y calmada y aportando pequeños detalles poéticos de cuando en
cuando, sin pretensiones. Los relatos tienen varios guiños conectados
entre sí: los unicornios, las piedras de obsidiana, cosa que un lector
atento agradece. Tienen ese punto de comprensión por acumulación pero
que nunca acabas de comprender del todo (en el mejor de los sentidos),
siempre puedes profundizar en ese ambiente gris y templado. Me han
parecido los dos primeros mejor que los dos segundos, pero ninguno me
pareció mal, aunque no me impresionaron tanto estos dos últimos. ‘Piedras que usan las mujeres’ es el más misterioso y puzzle. ‘Un amor como el nuestro’ me ha gustado mucho aunque tenga un broche final de taller literario. ‘Temporada de cenizas’ está bien y ‘Casi siempre desesperados’
me ha parecido más convencional, me recordó a lo que escribió Marta
Jiménez Serrano en plan él, ella, los dos, etc. En general bien, habrá
que seguirla pero noto que el siguiente puede ser mejor. Me leeré lo
suyo anterior ‘Los mejores días’ (2017)
La
seducción es esta pista de marchas y contramarchas, frenadas fuertes y
giros inesperados, un circuito de aprendices. Hay huecos por donde
fundir la atención: eso que cuenta; tangentes delicadas por las que
desviar la conversación, lianas para saltar hacia la evasión, un gesto
hermoso cuando fuma y una mueca olvidable, las palabras que usa y las
conjugaciones raras. Imposible no imaginarlo en la cama, hablándome en
la nuca y diciendo mejores cosas, lo que diría un hombre que no existe
porque vive en mi mente y está hecho de partes de todos los hombres que conocí, pero también de lo que leí y de lo vi en las películas. Un
Frankenstein de caprichos y fantasías.
‘La vida por delante’, Magalí Etchebarne. Páginas de Espuma, 2024. 115 páginas.
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